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domingo, 14 de julio de 2013

Bujarin y la conspiración militar


En el curso de los años 1935-36, Bujarin, el jefe de fila de los revisionistas en el Partido, se había acercado a los grupos de conspiración militar que complotaban el aniquilamiento de la dirección del Partido. El 28 de julio de 1936 tuvo lugar una Conferencia clandestina de la organización anticomunista a la cual pertenecía el coronel Tokaïev. En el orden del día, entre otras cosas, hubo un debate sobre todos los anteproyectos de la nueva Constitución soviética: "Stalin quería la dictadura de un sólo partido y un centralismo completo. Bujarin veía en ella varios partidos e incluso partidos nacionalistas, y era partidario de una máxima descentralización. Quería que ciertos poderes fueran transferidos hacia las Repúblicas constituyentes, las más importantes tendían hasta el control de sus propios Negocios Extranjeros. Hacia 1936, Bujarin se aproximaba al punto de vista socialdemócrata del ala izquierda de los socialistas occidentales" (Tokaïev Camarada X, Harville Press, London, 1956, p.43). "Bujarin había estudiado el proyecto alternativo (de la Constitución), redactado por Démocratov (miembro de la organización clandestina de Tokaïev, NdA) y de nuestros documentos, de donde había sacado un cierto número de observaciones importantes, basadas en nuestro trabajo" (Tokaïev, p.61).

Los conspiradores militares del grupo Tokaïev se decían próximos a las posiciones políticas defendidas por Bujarin: "Bujarin quería ir lentamente con los campesinos y dejar para más tarde el fin de la NEP: creía también que la revolución no debía hacerse por todas partes a la fuerza y con la insurrección armada. Bujarin creía que cada país debería desarrollarse siguiendo sus propias líneas. Bujarin, Rykov y Tomsky consiguieron publicar los puntos principales de sus programas: 1. No poner fin a la NEP y continuarla al menos durante diez años. (...) 4. Continuando con la industrialización, era necesario consagrar muchos más esfuerzos a la industria ligera -el socialismo está hecho para hombres felices, bien nutridos y no para mendigantes que mueren-. 5. Parar la colectivización forzada de la agricultura y la destrucción de los kulaks (Tokaïev, p.86).
  
Bujarin y el problema del golpe de Estado

Durante su proceso, Bujarin confesó frente al Tribunal que en 1918, después de la Paz de Brest- Litovsk, tuvo un plan para detener a Lenin, Stalin y Sverdlov, y formar un nuevo gobierno compuesto por "comunistas de izquierdas" y de Socialistas-Revolucionarios. Pero, negó con firmeza que tuviera ningún plan para ejecutarlos. (El Proceso del Bloque de los derechistas y de los trotskistas, anisoviéticos, ed. Comisariado del Pueblo de Justicia, Moscú, 1938, p.401-402)

Fue así como se averiguó que Bujarin había preparado la detención de Lenin en el momento de la crisis de Brest-Litovsk en 1918. Diez y ocho años después, en 1936, Bujarin era un hombre completamente desmoralizado. Al acercarse la guerra mundial, la tensión era extrema. Eran cada vez más probables tendencias de golpe de Estado contra la dirección del Partido. Bujarin, con su prestigio de "viejo bolchevique", Bujarin, el único "rival" de talla de Stalin, Bujarin, que detestaba "la extrema dureza" del régimen de Stalin, que temía que los "estalinistas" formaran "una nueva aristocracia", que creía que solo la "democracia" podía salvar a la Unión Soviética, ¿cómo no pudo aceptar cubrir con su autoridad un eventual golpe de fuerza "democrático" y anti-estalinista? (¡¿paradojas de mentes "elitistas" que se creen "superiores"?!). El que aceptó detener a Lenin en 1918, ¿cómo no habría podido, en una situación aún más
tirante y dramática, arropar el arresto de Stalin, Jdanov, Molotov y Kaganovitch? Porque es así como se planteaba el problema. Hombre desmoralizado y políticamente acabado, Bujarin no tenía, sin duda, la energía para dirigir una lucha consecuente contra Stalin. Pero otros "revolucionarios" de derechas, estaban decididos a actuar. Y Bujarin les sirvió de biombo. El libro del coronel Tokaïev permite comprender este reparto de los papeles.

En 1939, Tokaïev y 5 de sus compañeros, todos ellos oficiales superiores, se reunieron en el apartamento de un profesor de la Academia Militar Budionny. Discutieron un plan para derrocar a Stalin en caso de guerra. "Schmidt (miembro de la Academia naval Vorochilov de Leningrado), deploraba una oportunidad perdida: si hubiésemos actuado durante el Proceso de Bujarin, los campesinos se habrían sublevado en su nombre. Ahora, nadie tiene su envergadura para inspirar al pueblo." Uno de estos conspiradores propuso el ofrecer el puesto de primer Ministro a Beria, vista su popularidad después de que había liberado a muchas de las personas encarceladas por Ejov. (Tokaïev, Camarada X, p.158). Este pasaje muestra claramente que los conspiradores militares tenían necesidad, en principio al menos, de "una bandera bolchevique" para tener éxito en su golpe de Estado anticomunista. Teniendo buenas relaciones con Bujarin, estos militares derechistas tenían la convicción de que él hubiese aceptado el "hecho consumado", una vez Stalin eliminado.

Por otra parte, en 1938, en el momento mismo del proceso de Bujarin, Tokaïev y su grupo tenían ya esta estrategia en la cabeza. Durante el proceso de Radek y sabiendo que éste había hecho confesiones después de su detención, el "Camarada X" consiguió leer el informe. Y Tokaïev escribe: "Radek ha dado las "pruebas" más importantes sobre la base de las cuales Bujarin ha sido detenido y fusilado. Conocíamos la traición de Radek dos semanas antes del arresto de Bujarin, el 16 de octubre de 1936, e intentamos salvar a Bujarin. Le hicimos una oferta precisa y sin ambigüedades: Después de lo que Radek ha "adelantado" contra ti por escrito, Ejov y Vichinsky van a detenerte enseguida para preparar otro proceso político. Te sugerimos que "desaparezcas" sin tardanza. He aquí lo que nos proponemos... No poníamos condiciones políticas a esta "oferta". Estaba ya hecha (...) porque sería un golpe mortal si el NKVD transformara a Bujarin, delante del Tribunal, en otro Kamenev, Zinoviev o Radek. La idea misma de una operación militar habría sido desacreditada en toda la URSS. Bujarin nos expresó su gratitud más profunda por el ofrecimiento, pero lo declinó" (Tokaïev, p.68-69). "Si Bujarin no estaba a la altura y no conseguía probar que las acusaciones eran falsas, sería para todos una tragedia: a través de Bujarin, todos los otros movimientos de oposición moderada habrían sido salpicados" (Tokaïev, p.85).

Antes de la detención de Bujarin, los conspiradores militares pensaban ya en cómo utilizar a Bujarin como su bandera. Al mismo tiempo, comprendieron el peligro de un proceso público contra Bujarin, ya que Kamenev, Zinoviev y Radek habían confesado sus actividades conspirativas y habían "traicionado" la causa de la oposición. Si Bujarin reconocía ante el Tribunal que había estado implicado en las maniobras para derribar al régimen, sería un golpe mortal para toda la oposición anticomunista. Así fue como comprendieron en la época el sentido del proceso de Bujarin los peores enemigos del bolchevismo, infiltrados en el Partido y en el Ejército.

En el momento de la invasión nazi, Tokaïev analiza la atmósfera en el país y en el seno del Ejército: "Nos dábamos cuenta de que los hombres en la cumbre habían perdido la cabeza. No sabían demasiado bien que su régimen reaccionario estaba completamente desprovisto de soporte popular real. Basaban su poder en el terror y en automatismos mentales y por ello dependían de la paz; la guerra había cambiado todo esto." Después Tokaïev describe las reacciones de varios oficiales. Beskaravayny propuso dividir a la Unión Soviética: una Ucrania independiente y un Cáucaso independiente se batirían mejor. (!) Klimov propuso destituir a todos los burós políticos, pues el pueblo salvaría al país. Kokoryov era de la opinión de que los Judíos eran la causa de todos los problemas... (Tokaïev, p.175). "Teníamos constantemente un problema en cabeza, en tanto que demócratas revolucionarios: ¿No era el momento más apropiado para intentar derribar a Stalin? Muchos factores debían ser tomados en consideración." "En estos días, el "Camarada X" estaba convencido de que Stalin jugaba a todo o nada. El problema era que no podíamos ver a Hitler como un liberador. Por esta razón -decía el Camarada X-, debíamos estar preparados para el hundimiento del régimen de Stalin, pero no debíamos hacer nada para debilitarlo" (Tokaïev, p.187-188). Era evidente que el gran desconcierto y la extrema confusión después de las primeras derrotas ante el invasor nazi, habían creado una situación política muy precaria. Los nacionalistas burgueses, los anticomunistas, los antisemitas, todos creían que su hora había llegado. ¿Qué habría pasado si la depuración no hubiese continuado con firmeza, si una oposición oportunista hubiese seguido teniendo importantes posiciones a la cabeza del Partido, si un hombre como Bujarin hubiese seguido estando disponible para un "cambio de régimen"? En esos momentos de tensiones extremas, los conspiradores militares y los oportunistas hubiesen tenido una posición suficientemente fuerte como para arriesgar el todo por el todo y ejecutar el golpe de Estado que proyectaban desde tan largo tiempo.

Las confesiones de Bujarin

Durante su proceso, Bujarin hizo confesiones y tuvo confrontaciones con otros acusados, precisó ciertos aspectos de la conspiración. Joseph Davies, embajador de los Estados Unidos en Moscú y renombrado abogado, asistió a todas las sesiones del proceso. Tiene la convicción, compartida por todos los observadores extranjeros competentes, de que Bujarin pudo hablar libremente y sus confesiones fueron sinceras. El 17 de marzo de 1938, Davies envió un mensaje confidencial al Secretario de Estado de Washington. "Aunque tenga prejuicios contra la prueba por confesión y contra un sistema judicial que no acuerda, por así decirlo, ninguna protección al acusado, después de haber visto cada día y haber observado bien los testimonios y su forma de testimoniar, noto las corroboraciones inconscientes que fueron presentadas y otros hechos que han marcado el proceso, y pienso, de acuerdo en esto con otros, que el juicio puede ser aceptado, que, por lo que se refiere a los acusados, han cometidos muchísimos crímenes según la ley soviética, crímenes establecidos por las pruebas y sin que una duda razonable sea posible, para justificar el veredicto que les hace culpables de traición y la sentencia que les condena a la sentencia prevista por las leyes criminales de la Unión Soviética. Es el sentimiento general de los diplomáticos que hemos asistido a un proceso en el que las pruebas han establecido la existencia de un complot extremadamente grave" (Joseph E. Davies, Mission à Moscou, E. de l'Arbre, Montréal, 1944, pp. 243-244).

Durante las decenas de horas que duró este proceso, Bujarin se mostró perfectamente lúcido y alerta, discutiendo, contestando, sin perder el sentido, negando con vehemencia ciertas acusaciones. Para los que asistieron al proceso como para nosotros que podemos hoy leer el acta, la teoría de la "pieza montada", ampliamente propagada por los anticomunistas, no se mantiene en pie. Tokaïev dijo que la policía no torturó a Bujarin por miedo a que "voceara la verdad a la cara del mundo frente al Tribunal" (Tokaïev. oo.ct.). Tokaïev relata las réplicas agresivas de Bujarin al procurador y sus valientes negaciones, y concluye: "Bujarin ha mostrado un coraje supremo", "Vichinsky ha perdido. Era un error cardinal llevar a Bujarin frente a un tribunal público" (Tokaïev, oo.cc.).

Queremos retener sobre este propósito que Bujarin era él mismo. Las 850 páginas del acta son de una lectura altamente instructiva. Dejan una fuerte impresión que no pueden borrar los monólogos habituales contra "los procesos monstruosos". Bujarin aparece como un oportunista que, muchas veces, fue vencido políticamente y criticado ideológicamente. Pero lejos de transformar sus puntos de vista pequeño-burgueses, se ha vuelto un agriado que no osaba oponerse abiertamente a la línea del Partido y sus impresionantes realizaciones. Estando a la cabeza del Partido, pensaba que por sus intrigas y sus maniobras de pasillo, algún día, podría derribar a la dirección y hacer prevalecer su punto de vista. Entró en contacto con sus oponentes clandestinos más diversos, entre los que se encontraban decididos anticomunistas. Incapaz de llevar a cabo una lucha política abierta, Bujarin puso sus esperanzas en un Golpe de Estado surgido de un complot militar o realizado con ocasión de una revuelta de masas.

La lectura del acta permite también esclarecer las relaciones entre la degeneración política de Bujarin y de sus amigos y la actividad criminal propiamente dicha: asesinatos, insurrecciones, espionaje, alianza con potencias extranjeras. Desde los años 1928-29, Bujarin tuvo el soporte de fracciones políticas que representaban a esas clases, en el interior y fuera del Partido. En el momento en que la lucha de clases se exacerbaba, Bujarin acentuaba su aproximación con estas fuerzas. La proximidad de la guerra mundial ha hecho aumentar todas las tensiones y los opositores a la dirección del partido se han orientado hacia la acción violenta y el Golpe de Estado. Bujarin reconoce sus alianzas con todos estos personajes, pero niego con vehemencia haber organizado asesinatos y el espionaje.

Cuando Vichinsky le pregunta: "No habéis hablado de vuestros vínculos con los servicios de espionaje extranjero y los medios fascistas."

Bujarin le responde: "No tengo nada que declarar sobre ello" (Le Procès du Bloc op.cit, p.457). No obstante, Bujarin se había visto obligado a reconocer que en el seno del bloque que dirigía, ciertos hombres han establecido vínculos con la Alemania nazi. Sobre esto, he aquí una página del acta. Bujarin explica que ciertos dirigentes de la conspiración pensaban crear las condiciones de un Golpe de Estado sacando provecho de la confusión provocada por las derrotas militares en caso de guerra con Alemania.

"Bujarin: En 1935, Karakhan se marchó sin haber tenido una entrevista preliminar con los miembros del centro dirigente, excepción hecha de Tomski. (...) Me acuerdo que Tomski me decía que Karakhan había conseguido concluir con Alemania un acuerdo más ventajoso que el conseguido por Trotski.

Vychinski: ¿Cuando tuvo usted la entrevista sobre su proyecto de abrir el frente a los alemanes?
Bujarin: Cuando le pedí a Tomski cómo veía el mecanismo del Golpe de Estado, me respondió que era la tarea de la organización militar quien debía abrir el frente.
Vychinski: Entonces ¿Tomski se preparaba para abrir el frente?
Bujarin: No me dijo eso.
Vychinski: Tomski dijo: ¿abrir el frente?
Bujarin: Os lo voy a decir exactamente.
Vychinski: ¿Qué dijo?
Bujarin: Tomski me dijo que era a la organización militar a quien concernía la apertura del frente.
Vychinski: ¿Por qué debían abrir el frente?
Bujarin: No me lo dijo.
Vychinski: ¿Por qué según Vd. debían abrir el frente?
Bujarin: Desde mi punto de vista, no debían abrir el frente.
Vychinski: Y ¿desde el punto de vista de Tomski?
Bujarin: Si él no tenía objeciones, es que probablemente estaba de acuerdo en las tres cuartas partes" (Idem. pp 461-462).

En sus declaraciones, Bujarin reconoce que su orientación revisionista le ha empujado a buscar
relaciones ilegales con nuestros opositores, que ha colaborado en revueltas en el país para tomar el poder, desde que adoptó la táctica de la revuelta y del Golpe de Estado.

En su biografía de Bujarin, Cohen intenta corregir "esta idea falsa ampliamente expandida" según la cual Bujarin "habría confesado crímenes odiosos" con el fin de "de arrepentirse sinceramente de su oposición a Stalin, rindiendo un último servicio al Partido" (Cohen, op.cit. p.457).

He aquí como Cohen tira del negocio: "El plan de Bujarin era el de transformar su proceso en un contra-proceso del régimen estalinista." "Su táctica consistía en hacerse "políticamente responsable de todo", pero al mismo tiempo "negar absolutamente cada crimen a parte". Bujarin hacía comprender, afirma Cohen, que hablando de su "organización contrarrevolucionaria" y de su "bloque antisoviético", quería decir: "el viejo partido bolchevique". "Mientras Bujarin declaraba: 'Llevo la responsabilidad por el bloque', esto quería decir: "por el bolchevismo" (Idem, pp.375, 376).

¡Olé los defensores! ¡si señor!... Cohen, este portavoz de los intereses americanos, puede permitirse una tal pirueta, pues ninguno de sus lectores irá a verificarlo en el acta del proceso. No obstante, es muy instructivo estudiar los pasajes clave del testimonio que Bujarin aportó frente al tribunal sobre su evolución política. Bujarin era suficientemente lúcido para reconocer las etapas de su propia degeneración política y también cómo se dejó atrapar por los hilos de un complot contrarrevolucionario. Cohen y la burguesía se esfuerzan en blanquear el "bolchevismo" de Bujarin. A los comunistas, las confesiones de Bujarin nos ofrecen preciosas lecciones sobre los mecanismos de la degeneración lenta y de la subversión antisocialista. Nos ayudan a comprender la aparición, más tarde, de figuras como Khruschev y Mikoyan, de Breznev y Gorbachov. He aquí un texto y es Bujarin quien habla: "Aparentemente, los contrarrevolucionarios de derechas representan al principio una 'desviación'. (...) Se está producción ennuestro país un proceso muy curioso de sobreestimación de la propiedad individual, el pasaje gradual a suideal, a la idealización del propietario. En el programa, la explotación cómoda del campesino individual, y el kulak, cuando en el fondo, acaba siendo un fin en si mismo. El Koljós es la música del porvenir. Es necesario multiplicar a los ricos propietarios. Tal vez, este enorme giro, es sólo nuestra forma de ver las cosas." "Ya en 1928, di, yo mismo, una fórmula relativa a la explotación militar-feudal del campesino: Imputaba los gastos de la lucha de clases no a la clase hostil al proletariado, sino justamente a la dirección del mismo proletariado. (...) Si se quiere formular prácticamente mi plataforma, será, en lo que concierne a la economía: el capitalismo de Estado, el mujik acomodado, gobernar sus bienes, la reducción de los koljoses, las concesiones extranjeras, el abandono del monopolio del comercio exterior y, como resultado, la restauración del capitalismo. (...) En el interior, nuestro programa, era de hecho un deslizamiento hacia la libertad democrática burguesa, hacia la coalición por un bloque con los mencheviques, los socialistasrevolucionariosy otros, derivar hacia la libertad de partidos, de las coaliciones. Si se elegían bien los aliados para derribar al gobierno, serían al día siguiente, en caso de victoria eventual, copartícipes en elpoder." (...) "Es entre 1928-29 cuando se sitúa nuestra aproximación con Tomski y Rykov. Llegaron enseguida las ligazones y los sondeos entre los miembros del Comité Central de la época, las conferencias clandestinas, ilegales, respecto al Comité Central.” (...) "Es entonces cuando comenzamos las búsquedas de un bloque. En principio, mi entrevista con Kamenev en su domicilio. Segundo, mi entrevista con Piatakov en el hospital a la que asistió Kamenev. Tercero, mi entrevista con Kamenev en la casa de campo de Schmidt." (...) "En 1930-31 se inició la etapa siguiente. El país conoció entonces una gran agravación de la lucha de clases, el sabotaje de los kulaks, la resistencia de la clase kulak a la política del Partido, etc. (...) El trío (Bujarin-Rokov-Tomski) era ya un centro ilegal. Si, en adelante, estaría a la cabeza de los medios de la oposición, hoy sólo era el centro de la organización contrarrevolucionaria clandestina. (..) Enukidzé se adhirió enseguida a este centro clandestino, al cual, estaba ya ligado a través de Tomski." (...) "Hacia fines de 1931, los participantes de esto que se llamó la "escuela Bujarin" fueron enviados a provincias, a Varonege, Samara, Leningrado y a Novosibirsk, y en esta época ya, sus destinos en provincias fueron utilizados con fines contrarrevolucionarios." (...) "Hacia el otoño de 1932 comenzó la etapa siguiente del desarrollo de la organización de derechistas, a saber: el paso a la táctica del derribo del poder de los Soviets por la violencia. (...) Tengo la fecha del momento donde fue fijada la plataforma llamada de Rioutin. (...) Era la plataforma de una organización contrarrevolucionaria de derechistas. (...) Había sido aprobada en nombre del centro derechista. La plataforma de Rioutin preveía: 'revolución de palacio', terrorismo, orientación hacia alianzas directas con los trotskistas." (...) "Fue por esta época cuando maduró la idea de una 'revolución de palacio'. En principio, esta idea había surgido de Tomski, que estaba ligado a Enukidzé. Tomski veía la posibilidad de utilizar la posición oficial de Enukidzé, que era un alto responsable en la guardia del Kremlim. (...) Se reclutaron hombres para cumplir esta revolución de palacio. Fue entonces cuando se realizó el bloque político con Kamanev, Zinoviev. Durante este período tuvieron lugar las entrevistas con Syrkov y Lominadzé. (...) En el curso de las entrevistas que tuvieron lugar en verano de 1932, Piatakov me habló de sus encuentro con Sédov, de las instrucciones de Trotski concernientes al terrorismo. En este momento, consideramos, Piatakov y yo, que estas ideas no eran las nuestras; pero decidimos que sabríamos encontrar muy rápidamente un lenguaje común y que los desacuerdos respecto a la lucha contra el poder de los Soviets serían allanados." (...) "La creación del grupo de conspiradores en el Ejército Rojo data de este período. Lo sabía por Tomski, que había sido informado directamente por Enoukidzé, con el cual tenía relaciones personales. (...) Tomski y Enukidzé me habían informado que en la dirección del Ejército Rojo, la unidad estaba hecha entonces entre derechistas, zinovievistas y trotskistas; me habían dado los nombres de Tujachevski, Kork, Primakov y Poutna. Su enlace con el centro de los derechistas se realizaba sobre la línea siguiente: El grupo militar, Enoukidzé, Tomski y los otros" (Le Procès du Bloc, pp.419).

"Entre 1933-34, la clase de los kulaks fué aplastada, el movimiento insurreccional no pertenecía ya a la visión de las probabilidades. Siguió un período durante el cual la idea central de la organización de los derechistas fué la de orientarse hacia un complot, hacia un Golpe de Estado contrarrevolucionario." (...) "Las fuerzas del complot eran las de Enukidzé y Yagoda, sus organizaciones en el Kremlim y en el Comisariado para los Asuntos Interiores. En estos momentos, Enukidzé consiguió, por lo que recuerdo, enrolar al antiguo comandante del Kremlim, Peterson, quien sea dicho a propósito, había sido antiguo comandante del tren de Trotski. A continuación estaba la organización militar de los conspiradores: Tujachevski, Kork y otros" (Idem. pp.411-419).

"Con la proximidad del XIIº Congreso del Partido, surgió la idea, sugerida por Tomski, de hacer coincidir el Golpe de Estado con el Congreso utilizando a las fuerzas armadas contrarrevolucionarias. En la idea de Tomski, el arresto de los participantes al Congreso -un crimen monstruoso- debía formar parte integral del Golpe de Estado. La propuesta de Tomski fué examinada, precipitadamente, es verdad. Se elevaron objeciones de todas partes contra ella. (...) Piatakov se pronunció en contra de la idea por consideraciones tácticas, pues esto hubiese provocado una indignación excepcional entre las masas. (...) Pero, el sólo hecho de que esta idea fuese planteada y examinada con suficiente claridad, daba pie a pensar en el carácter monstruoso y criminal de esta organización" (Idem. p.453).

"En el verano de 1934, Radek me dijo que habían llegado instrucciones de Trotski y que éste estaba en negociaciones con los alemanes y les había ya prometido ciertas concesiones territoriales, entre las cuales estaba Ucrania. (...) Es necesario decir que en esta época, yo ponía objeciones a Radek. Él las ha  confirmado durante nuestra confrontación; yo consideraba que era imprescendible que él, Radek, escribiera a Trotski para decirle que iba demasiado lejos en sus negociaciones y que ponía en riesgo no sólo comprometerse él mismo, sino de comprometer a todos los aliados y muy particularmente a nosotros, conspiradores derechistas, lo que nos llevaría a un fracaso inevitable. Yo estimaba que dado el patriotismo de las masas, esta actitud de Trotski no era racional desde el punto de vista político y táctico." (...) "Desde el momento que era cuestión de un Golpe de Estado militar, el papel del grupo militar de los conspiradores se convertía, por la lógica misma, en particularmente importante. Es precisamente esta partida de las fuerzas contrarrevolucionarias que disponía ya de fuerzas materiales y, por lo tanto, de fuerzas políticas considerables, lo que podía crear una suerte de peligro bonapartista. En cuanto a los bonapartistas -yo tenía puesto el punto de mira en Tujachevski- su primera preocupación hubiese sido liquidar, bajo la idea bonapartista, a todos los aliados, estos que por decirlo así, le habían inspirado. En nuestras entrevistas yo siempre designaba a Tujachevski bajo el término de pequeño Napoleón virtual; pues no se sabe lo que haría este Napoleón en lo que concierne a las ideologías.

Vichisnki: Y por lo tanto, esto habría sido más exacto.
Bujarin: Esta es su opinión, no la mía" (Idem. pp.458-460).

Mientras llegaba su última declaración, Bujarin se sabía ya un hombre muerto. Es imposible que Cohen pueda leer en sus palabras una "defensa hábil de verdadero bolchevique" y una "denuncia del estalinismo". Un comunista, en cambio, lo entenderá probablemente como un hombre que hace tiempo luchaba por el socialismo, que giró irremediablemente hacia el revisionismo y que, frente a la tumba, se da cuenta de que en el contexto de una lucha de la clases nacional e internacional tan áspera, el revisionismo lo ha arrastrado a la traición.
"La lógica pura de la lucha estaba acompañada de una degeneración de ideas, de una degeneración psicológica." (...) "De esta forma, me parece verosímil que cada uno de nosotros, que estamos sentados sobre este banco de los acusados, teníamos una singular desdoblamiento de la conciencia, una vez incompleta su tarea contrarrevolucionaria." (...) "De esta especie de semiparálisis de la voluntad, esta ralentización de los reflejos (...) la contradicción entre la aceleración de nuestra degeneración y la relativización de los reflejos traduce la situación del contrarrevolucionario que se agranda en el cuadro de una edificación socialista en progreso. Se crea aquí una doble psicología." (...) "A veces, me autoentusiasmaba, glorificando en mis escritos la edificación socialista; pero al día siguiente, rectificaba por mis acciones prácticas de carácter criminal. Se va formando así lo que, en la filosofía de Hegel, se llama una conciencia desgraciada. Esta conciencia desdichada difiere de la conciencia ordinaria en cuanto que es al mismo tiempo una conciencia criminal. Lo que hace la potencia del Estado proletario, no es sólo que éste último ha derrotado a las bandas contrarrevolucionarias, sino también que ha descompuesto interiormente a sus enemigos, desorganizado su voluntad. Lo que no puede existir en ninguna parte, y no podrá existir en ninguno de los países capitalistas." (...) "Se explica a menudo el arrepentimiento por toda suerte de cosas absolutamente absurdas, como, por ejemplo, el polvo del Tíbet, etc. En cuanto a mí, digo que en la prisión en donde he permanecido cerca de un año, he trabajado, me he ocupado, he conservado la lucidez de mi espíritu." "Se habla de hipnosis. Pero en este proceso, he asumido mi propia defensa jurídica, yo me he orientado sobre el campo y he polemizado con el procurador. Y toda persona, incluso si no es experimentada en las diferentes ramas de la medicina, se verá forzada a reconocer que no debería haber hipnosis." (...) "Ahora, quiero hablar de mi mismo, de las causas que me han llevado al arrepentimiento. Cierto, pero hay que decir que las pruebas de mi culpabilidad juegan también un papel importante. Durante tres meses, me he confinado en mis negaciones. Después me he colocado en la vía de mis confesiones. ¿Por qué? la causa ha sido que, en la cárcel, he revisado todo mi pasado. Pues, cuando uno se pregunta: si mueres, ¿en nombre de qué morirás? es entonces cuando aparece a menudo una limpieza conmovedora, un abismo absolutamente negro. No es nada preguntarse en nombre de qué hace falta morir, si quería morir sin confesar mis errores. Y al contrario, todos los hechos positivos que resplandecen en la Unión Soviética toman proporciones diferente en la conciencia del hombre. Y es esto, a fin de cuentas, lo que me ha desarmado definitivamente; es lo que me ha forzado a reflexionar y de rodillas ante el Partido y delante del país.” (...) "Ciertamente no se trata de arrepentimiento. (...) La Corte puede, inclusive sin esto, rendir su veredicto. Las confesiones de los acusados no son obligatorias. Las confesiones del acusado es una ley jurídica de la Edad Media. Pero hay ahí una derrota interior de las fuerzas contrarrevolucionarias. Y es necesario ser Trotski para no desarmarse. Mi deber es demostrar aquí que, en el paralelogramo de las fuerzas que han formado la táctica contrarrevolucionaria, Trotski ha sido el principal motor del movimiento. Y las posiciones violentas -terrorismo, espionaje, desmembramiento de la URSS, sabotaje- vienen en primer lugar de esta fuente". "A priori, puedo presuponer que Trotski y mis otros aliados en este crimen, así como la II Internacional -tanto o más, ya que he hablado con Nikolaïevki- buscaran defendernos y a mí sobre todo. Siento esta defensa, porque me postro de rodillas ante el país, ante el Partido, ante el pueblo entero" (Idem pp.823-824).

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